Este territorio con múltiples facetas, entre montañas, bosques, ríos y viñas, tiene un carácter que no deja indiferente. Desde su viñedo a su arquitectura occitana, dejaos llevar por sus paisajes tan relajantes y tan sorprendentes a lo largo de los paseos.
La Toscane Occitane en imagenes
Abordar el «Vignoble aux 7 vins» de Tarn
El viñedo de Gaillac se extiende en las dos orillas del río del mismo nombre, hacia el este hasta Albi, y hacia el norte hasta la ciudad medieval de Cordes-sur-Ciel. Sus tres vertientes de naturaleza geológica específica, le ofrecen terrazas de guijarros o gravilla de arena, laderas de suelos calizo-arcillosos y una meseta de Cordais de suelos blancos. Al recorrer las rutas de estas viñas de Tarn, sentiréis lo mejor del clima occitano, el clima oceánico y el calor mediterráneo. El viñedo más antiguo del sudoeste, pero también discreto, esconde riquezas y produce muy buenos vinos, no solo el Gaillac Primeur. Hoy en día, la denominación se extiende en unas 3300 ha y cuenta con 3 bodegas cooperativas y 118 productos independientes. La región de Gaillac se conoce como «Vignoble aux 7 vins», ya que tiene al menos 7 DOC. Blanco seco, blanco suave, blanco fresco, blanco espumoso, tinto, primeur, rosado... Una variedad para que cada paladar quede satisfecho en la degustación.
Recorrer el Causse, entre valles y llanuras, en dirección Cordes-sur-Ciel
El sendero del Causse empieza en Souel, un pueblecito cuyo nombre procede del occitano y significa «sol». Antes de llegar a Cordes-sur-Ciel, el paseo invita a pasear por un paisaje montañoso en el que se combinan parcelas de viñas, campos cultivados, praderas y bosques. Un bonito lago, varias casas restauradas y una pequeña capilla se encuentran en el hueco de un valle por el que pasa este recorrido campestre. Sin olvidar las magníficas vistas de la ciudad de Cordes-sur-Ciel, clasificada «Grand Site de Midi-Pyrénées» y que bien merecen la pena de ser inmortalizadas. Al llegar a los pies de la espléndida bastida fundada en 1222, recomendamos recorrer las callejuelas en espiral que os llevarán a lo alto de la colina, antes de marcharos en el atardecer, cuando el sol se esconde tras las colinas.
Duración media: 3 h 35 min
Distancia: 10,07 km
Una mirada hacia el horizonte desde el acantilado de una ciudad de Tarn
Conocer los pueblos encaramados de Tarn es la ocasión para salir de los senderos señalizados, entre campos de trigo y de girasoles, cipreses y bosques, ahí donde se encuentran las ciudades más bonitas. Castelnau-de-Montmiral, Cordes-sur-Ciel, Lisle-sur-Tarn o incluso Puycelsi, todas con calles llenas de historias y de relatos emocionantes. También podéis explorar la arquitectura protegida de lugares confidenciales como el Castillo de Penne y sus increíbles vistas de las Gargantas del Aveyron y más abajo, el bosque de Grésigne. Desde lo alto de este nido de águila a los vertiginosos acantilados, una naturaleza tan variada e inspiradora se desvelará ante vuestros ojos.