En lo alto del acantilado, desde el Castillo de Penne, mejor no tener vértigo. Las Gargantas del Aveyron a lo lejos y el bosque de Grésigne abajo, podemos imaginarnos al caballero o la princesa esperando a su príncipe encantado.
Viajar a la Edad Media en el Castillo de Penne
La fortaleza, acurrucada en la cima de un peñasco rocoso, se distingue desde las encantadoras callejuelas de la ciudad medieval. El edificio medieval, construido piedra a piedra, os transporta a través de la historia y del tiempo nada más cruzar la fortaleza.
De mediados de julio a mediados de agosto, se puede observar como los albañiles y talladores de piedra, vestidos con ropa de época, reconstruyen la ciudadela jugando con el punzón. Los artesanos tienen muchas cosas para compartir sobre el saber hacer medieval que va de la mano de la restauración del Castillo de Penne.
Los guías, vestidos con ropa de época, desfilan con sus trajes más bonitos para contaros los mitos y las leyendas que rodean este lugar. Durante las fiestas medievales, un auténtico combate de hombres con armadura sumerge a los visitantes en el mundo de los castillos y fortalezas.