A lomos de un poni, un caballo o un burro, podéis trotar entre las bastidas y el bosque de Grésigne en medio de una naturaleza aún salvaje.
Paseo a caballo, con la melena al viento, entre bastidas y viñedos, sotobosque y campos de girasoles
La Ferme Équestre de la Grésigne, un rincón del paraíso en el que se susurra al oído de los caballos y los borriquitos son fieles compañeros, os invita a un paseo en pareja por el viñedo y los campos de girasoles.
Al paso, al trote o al galope, unas vistas que cortan la respiración os esperan en el viñedo montañoso de Gaillac. Para los artistas, una escala de colores increíbles y para los románticos, una colección de lugares para declarar vuestro amor.
Los paseos también se hacen en familia, andado para los adultos y a lomos de un poni para los niños.
En cuanto a la fauna, quizás tengas la suerte de ver un ciervo, una cierva o un corzo al dar una vuelta. Y si nunca habéis montado a caballo, se ofrece una fórmula especial para aprender los rudimentos de la equitación.