Una granja sostenible:
Con casi 40 años, Vanessa empezó a cultivar la tierra heredándola de su padre Roland, su tío Daniel y su tía Martine. Este apego a la tierra ha perdurado durante varias generaciones y es la base de los valores de Vanessa. Y está especialmente orgullosa de los hombres y mujeres que la precedieron en esta vida agrícola.
Hoy, su explotación de 170 ha ha obtenido la etiqueta de Agricultura Ecológica, y comparte su pasión con su marido Jérôme, también cerealista.
El marco es "sostenibilidad", "innovación" y "pasión". Todos los años se realizan ensayos con variedades y técnicas antiguas y nuevas. El arroz no consiguió crecer en sus parcelas, pero el trébol de olor reveló sabores exquisitos. Así pues, todas estas producciones se llevan a cabo de forma ecológica y respetuosa, trabajando en asociación y en rotaciones ventajosas para alimentar a los habitantes de la zona, así como a sus tierras.