Montans

Montans, una historia prehistórica

Su situación, naturalmente defendida por su posición sobre el río Tarn y el arroyo de Rieutort, lo convierte desde la prehistoria en un lugar adaptado al hábitat.

Las excavaciones muestran rastros de ocupación humana desde tiempos prehistóricos, y el asentamiento se perpetuó en la Edad del Hierro (1100 aC). Un oppidum galo se instaló aquí durante la segunda Edad del Hierro (cultura de La Tène, 450 aC).

La creación de cerámica tiene sus raíces en la historia del lugar. La presencia de aluviones y de arcilla, en un camino que ya era una ruta de comunicación en esa época, favorece el desarrollo de la cerámica y su comercio.

La ocupación romana amplificó este fenómeno y Montans se convirtió en uno de los principales centros de producción de sigilatos (cerámicas finas de gran calidad, destinadas al servicio de mesa, que se caracterizan por un barniz y un color rojo) del Imperio romano. A la producción de sigilatos se agregan las cerámicas llamadas «comunes», las ánforas dedicadas al transporte de vino, ya producido localmente, así como los materiales de construcción como ladrillos y tejas

Las rutas marítimas que posibilitaron el Tarn y luego el Garona favorecieron los intercambios comerciales y se encuentran numerosas cerámicas y alfarería de Montans en todo el oeste de Francia, hasta España, Bretaña y Gran Bretaña.

Aunque hoy en día los alfareros ya no ejercen en Montans, la ciudad siempre ha contado con viticultores apasionados por su terruño y que perpetúan el trabajo iniciado por los romanos hace tanto tiempo.

Este rico pasado y muchas excavaciones están en el origen de la creación del Arqueositio de Montans, que revive estas épocas pasadas, a través de exposiciones, talleres y puestas en escena.