Construida alrededor de 1220, al final de la cruzada contra los albigenses por Raymond VII, la bastida de Castelnau-de-Montmiral resistió a los ingleses que, liderados por el Príncipe Negro durante la guerra de los Cien Años, renunciaron a atacarlo. Los montmiralenses supieron entonces cómo defenderse durante las guerras de religión y así preservaron un patrimonio inestimable que hoy en día es «uno de los pueblos más bellos de Francia».
Castelnau-de-Montmiral, el «monte desde donde se ve»
Lugar fortificado inexpugnable en la Edad Media, Castelnau-de-Montmiral ofrece vistas incomparables del bosque de Grésigne y del mosaico de formas y colores de los campos y colinas.
Esta bastida domina, desde su promontorio, un magnífico paisaje donde la vista se pierde en el horizonte. Esta situación única y su mesa de orientación constituyen un punto de partida privilegiado para los paseos en plena naturaleza y el senderismo en los viñedos de Gaillac.
Pero Castelnau-de-Montmiral oculta otros muchos tesoros. Sus calles y callejuelas enmarañadas son una invitación al paseo contemplativo. Magníficamente reformada, la bastida está llena de laberintos en los que uno puede hacer ver que se pierde para descubrir a cada paso un nuevo pedazo de historia.
La plaza de las Arcadas
Lugar ineludible de Castelnau-de-Montmiral, la plaza de las Arcadas es la plaza del mercado. Ha mantenido su función como centro neurálgico del pueblo y es un lugar de encuentro infalible para el mercado de los martes por la mañana a lo largo de todo el año o para el reencuentro al final del día.
En julio, Les Musicales se apropian de la plaza, y ofrecen tres días de conciertos gratuitos. En agosto es el escenario de las festividades del 15 de agosto y la feria de la miel.
La iglesia de l’Assomption
Data del siglo XV. La sala del tesoro contiene la magnífica croix des consuls (cruz de los cónsules), una obra maestra de la orfebrería religiosa. Se cuenta que durante la Revolución francesa un sacerdote la escondió en un tanque de cereal para protegerla. Casi fue olvidada y se encontró tras la partida de los asaltantes… ¡gracias a un cerdo en busca de comida!
A la vuelta de una callejuela descubriréis la plaza de la Rosa, desde donde partían los peregrinos hacia Roma o hacia Santiago de Compostela; un lavadero del siglo XVII; los vestigios de las antiguas fortificaciones; elementos de la arquitectura medieval; hermosas mansiones antiguas, y la estatua de la Virgen, que desde lo alto del Pechmiral abraza el magnífico panorama del bosque de la Grésigne. El castillo (que no tiene nada que ver con el de Godefroy de Montmiral en la película Los visitantes) fue destruido en el siglo XVII y solo quedan visibles unos pocos elementos de fortificación.
Paseos, senderismo y actividades al aire libre en Castelnau-de-Montmiral
Castelnau-de-Montmiral ofrece acceso inmediato al valle del Vère, el bosque de la Grésigne y el viñedo de Gaillac. Es el punto de partida a numerosos caminos y senderos, para paseos bucólicos o senderismo más deportivo, a pie, en BTT o a caballo.
Y para las salidas familiares, en la base de ocio de Vère-Grésigne y su lago podéis hacer un refrescante paréntesis.