Entre el Tarn y el Dadou se encuentra el municipio de Parisot. Este pequeño pueblo rural es el centro de la vida de una comunidad agraria que extiende su actividad por todo su territorio.
Parisot, el encanto de antaño
El pequeño patrimonio de Parisot cuenta toda la historia de la vida tarnesa en los tiempos en los que aún no existía la electricidad. El corazón del pueblo tiene un magnífico lavadero donde se encontraban las parisotinas para lavar la ropa, por supuesto, pero también para charlar y cantar en occitano.
Un segundo lavadero se encuentra al final de un pequeño camino, en la esquina de la panadería ubicada en la carretera de Pastel. En Parisot se toman el tiempo para vivir al ritmo de las estaciones y cultivos. Los lugares inspiran tranquilidad; es ideal para desconectar de una vida activa y reencontrar la calma y la serenidad.
De sus orígenes lejanos, arraigados en los viñedos de Gaillac y en el comercio de la cerámica, Parisot ha conservado algunos recuerdos, como la denominación de las calles, que todavía hoy toman el nombre de variedades de cepas originales, como ondenc, braucol o len de l’el (nombre occitano para loin de l’oeil = lejos del ojo). Pero ahora es el cultivo de los cereales lo que ha moldeado el paisaje desde los siglos XVIII y XIX. El parcelamiento se ha extendido, las granjas marcan la totalidad del municipio, así como las iglesias, las capillas o palomares tan característicos de la región.
La capilla de Sainte-Sigolène
La aldea de Sainte-Sigolène conserva una hermosa capilla del siglo XII. Convertida en una iglesia parroquial desde hace unos años, está dedicada a santa Sigolène, abadesa del siglo VII que consagró su vida a los pobres y a la oración y fundó el monasterio de Troclar en Lagrave (Tarn). La capilla contiene una estatua de la santa merovingia y algunos otros tesoros.
Festival Paquita part en Live
Cada año en Pentecostés Parisot vive al ritmo del festival Paquita part en Live. El ambiente es festivo y desenfrenado, en una colorida farándula de espectáculos y conciertos. Se montan mesas para amigables comidas, los espectáculos son gratuitos y las atracciones de feria y los fuegos artificiales completan un cuadro dinámico de tres días de fiestas endiabladas y desinhibidas, como para romper mejor con la calma habitual del pueblo.